Por Emiliano García
América es el equipo más grande e importante del fútbol mexicano y eso nadie lo puede negar. El conjunto azulcrema es el más ganador, el que genera mayor afluencia en los estadios y sin duda alguna el más relevante a nivel nacional, pues con el América no hay medias tintas: o lo amas o lo odias. Quien ha experimentado esto en carne propia es nuestro entrenador, André Jardine, quien hace apenas unos cuantos meses estaba siendo presentado como nuevo director técnico del equipo.
La llegada del brasileño estuvo rodeada de muchos cuestionamientos, por lo que no fue recibido en un entorno muy favorable que digamos. Y es que, para empezar, se sabía que la intención de la directiva americanista era renovar contrato con Fernando Ortiz, aún después de la dolorosa eliminación en las semifinales del torneo pasado ante Chivas. Sin embargo, y para fortuna de las Águilas, el ‘Tano’ decidió irse a ganar mucho dinero a Monterrey con Rayados.
Tras la salida de Ortiz, se habló de otros nombres que supuestamente interesaban al América, aunque nada se hacía oficial y parecía, por un momento, que todo el mundo estaba rechazando al club más grande. Es por eso que cuando se anunció la llegada de Jardine al club, muchos estaban escépticos, pues no creían que fuera el estratega ideal para este equipo, sin embargo estaban muy equivocados.
El brasileño ha entendido a la perfección lo que significa estar en el banquillo del más grande del fútbol mexicano, ya que a pesar de no tener un buen debut ante los Bravos de Juárez en la Jornada 1, en la que caímos derrotados en el Estadio Azteca, el entrenador ha sabido sacar lo mejor de cada uno de los jugadores de la plantilla y él mismo se ha enamorado del club, al punto en el que es un aficionado más que está viviendo el sueño.
Muchos decían que ahora en la semifinal ante Atlético San Luis, André Jardine no demostraría su cariño por el América al tratarse de su ex equipo. Sin embargo, el estratega brasileño celebró como un niño los goles del club, y llama poderosamente la atención su celebración con el quinto tanto de la noche, cuando el partido estaba finiquitado. Cuando cayó el gol de Quiñones, Jardine brincó y celebró, demostrando que no es un pecho frío como otros que han pasado recientemente por el banquillo azulcrema, sino que siente con intensidad los colores del equipo.
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