Por Jorge Cuevas
Por algo André Jardine dijo que Ramón Juárez sería el siguiente gran capitán del América y es que no necesita el brazalete para demostrar la personalidad necesaria para salir en defensa de sus compañeros ante los medios de comunicación y así lo hizo con Sebastián Cáceres.
En zona mixta, aprovechó para restarle importancia a la acción de su compañero uruguayo y le echó la culpa a la suerte: “Yo creo que siempre buscamos la victoria, duele cuando perdemos; yo, en lo personal, a mí me molesta mucho, más porque creo que hicimos un buen partido; y bueno, la forma en que se da el gol es un chiripazo tremendo".
En la vorágine del Clásico Nacional, donde la pasión se desborda y los errores se magnifican, un joven defensor emergió como un líder inesperado. Ramón Juárez, con la personalidad y el aplomo de un veterano, salió ante los medios para defender a su compañero Sebastián Cáceres, tras el desafortunado autogol que marcó el encuentro ante Chivas. Su mensaje, lejos de buscar culpables, fue un llamado a la unidad, asumiendo la responsabilidad como equipo y restando importancia a un error que, en su opinión, no define a nadie. Un gesto que refleja la madurez y el compromiso de un jugador que se ha ganado el respeto del americanismo.
Ramón Juárez no es un novato en el mundo del fútbol. Formado en la cantera americanista, ha demostrado su talento y su liderazgo desde temprana edad. Su capacidad para anticipar jugadas, su seguridad en el juego aéreo y su personalidad fuerte lo han convertido en un jugador con un futuro prometedor.
Su regreso al primer equipo, tras un periodo de préstamo, ha sido un soplo de aire fresco para la defensa americanista. Su entrega, su compromiso y su identificación con el club lo han convertido en un referente para los jóvenes.
Tras el autogol de Sebastián Cáceres, la presión mediática se centró en el defensor uruguayo. Sin embargo, Ramón Juárez salió al paso para defender a su compañero.
Su mensaje fue claro: el error de Cáceres no define al equipo. Lo importante es aprender de los errores y seguir adelante.
La personalidad de Ramón Juárez brilló con luz propia. No se escondió ante las cámaras, no buscó excusas. Asumió la responsabilidad como equipo y defendió a su compañero con convicción.
Su actitud fue un escudo para Cáceres, quien se sintió arropado por el apoyo de su compañero.
La afición americanista aplaudió el gesto de Juárez. Su actitud ejemplar y su liderazgo fueron un ejemplo de lo que significa ser americanista.
31/03/2025
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